El motor eléctrico se encarga de convertir la energía eléctrica en energía mecánica gracias a la acción de los campos magnéticos que se generan en las bobinas al pasar electricidad por ella.
Es más suave que un coche gasolina, mucho más lineal y entregan el par desde el principio, por lo que dan la sensación de moverse de forma mucho más ágil.